Alguien me dijo que si no eres nadie sin una medalla, con una sigues sin serlo.

 



¿Cuánto voy a tener que correr para terminar de aprender a perder?
Pero estoy sola, no hay manos que me sostengan. Aquellas que sé que se ofrecerían sin dudarlo no son tan fuertes como para sostenerme sin caerse conmigo y no quiero que nadie lo haga. 

Si voy a hundirme lo haré sola, nadie merece hacerse cargo de lo que me pasa o de los recuerdos que me invaden. Debo ser fuerte, afrontar lo que me toque, ser artífice de mi destino e intentar por lo menos que quienes sufrieron conmigo no vuelvan a saber de mi dolor.
Vivir no es sólo existir,
sino existir y crear,
saber gozar y sufrir
y no dormir sin soñar.
Descansar, es empezar a morir.